BANALIDADES
Nunca
imaginé la falta que me harían esas callejuelas.
Banales eran como el cuerpo inquieto de las moscas.
Banales eran como el cuerpo inquieto de las moscas.
Por
ellas no se oían voces
como terso, apacible y terciopelo;
sino más bien palabras toscas
como bajomundo, indolencia y dictadura–
cosas con olor a sangre y aguardiente.
como terso, apacible y terciopelo;
sino más bien palabras toscas
como bajomundo, indolencia y dictadura–
cosas con olor a sangre y aguardiente.
Tomados
de la mano los amantes
caminaban en la lluvia y se detenían
a la orilla de los charcos para contemplar
el baile intermitente de los renacuajos
mientras que los asaltantes, distraídos,
encendían cigarrillos en la entrada
oscura de los lupanares.
caminaban en la lluvia y se detenían
a la orilla de los charcos para contemplar
el baile intermitente de los renacuajos
mientras que los asaltantes, distraídos,
encendían cigarrillos en la entrada
oscura de los lupanares.
Banales
eran esas calles con ventanas sin postigos,
donde el sol partía el día a machetazos
y la luna escondía su moneda en el escote.
donde el sol partía el día a machetazos
y la luna escondía su moneda en el escote.
Solo
caminaba un niño en la muchedumbre.
De súbito irrumpían de la tierra
carros de combate como terremotos
y un golpe de estado atrapaba a los novios en los cines.
De súbito irrumpían de la tierra
carros de combate como terremotos
y un golpe de estado atrapaba a los novios en los cines.
Banales
eran esas calles con el rostro hundido
en la impaciencia donde los confesionarios,
implacables, desterraban a los pecadores en la adolescencia.
en la impaciencia donde los confesionarios,
implacables, desterraban a los pecadores en la adolescencia.
No
me culpen por haber tomado las armas.
No me culpen por haberme defendido.
La muerte atropellaba con su parachoques de escarmiento.
La sangre todavía se apelmaza en los guardafangos.
Heme aquí ahora en el destierro,
grano puro de conciencia en el universo.
Nunca imaginé la falta que me harían esas callejuelas.
Banales eran como el cuerpo inquieto de las moscas
y el baile intermitente de los renacuajos.
No me culpen por haberme defendido.
La muerte atropellaba con su parachoques de escarmiento.
La sangre todavía se apelmaza en los guardafangos.
Heme aquí ahora en el destierro,
grano puro de conciencia en el universo.
Nunca imaginé la falta que me harían esas callejuelas.
Banales eran como el cuerpo inquieto de las moscas
y el baile intermitente de los renacuajos.
De
The Light of the Storm/La luz de la tormenta
(Zozobra Publishing, Maryland, 2013).
Carlos
Parada Ayala (San
Juan Opico, El Salvador, 1956) recibió el premio de poesía Larry Neal y la beca para
artistas de la Comisión de las Artes de Washington, DC. Es autor del
libro bilingüe de poemas La luz de la tormenta/The Light of the
Storm (Zozobra Publishing, Maryland, 2013), y es co-editor de la
antología Al pie de la Casa Blanca: Poetas hispanos de
Washington, DC publicada por la Academia Norteamericana de la
Lengua Española (Nueva York, 2010). Esta obra, co-editada con el
poeta argentino Luis Alberto Ambroggio, fue seleccionada en
septiembre de 2010 por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos
para celebrar 400 años de poesía hispana en Estados Unidos. En el
2013, Parada Ayala recibió el reconocimiento “Independencia 2013”
de parte de la Embajada de El Salvador en Washington, DC “por su
destacada trayectoria y aporte a las letras [salvadoreñas], así
como por su solidaridad con sus connacionales”. Parada Ayala es
miembro del colectivo poético Alta hora de la noche, y es uno de los
fundadores de ParaEsoLaPalabra, organización de escritores, artistas
y activistas cuyo objetivo fue promover las artes, la música y la
literatura en las comunidades de habla hispana de la zona
metropolitana de Washington, DC. Ha participado en el Encuentro
internacional de poetas “El turno del ofendido” en El
Salvador, en el Festival de nueva poesía y el Festival
latinoamericano de Poesía en Nueva York en 2012, y en El
maratón de poesía del Teatro de la luna en Washington, DC. Su
poesía ha aparecido en antologías y revistas culturales y forma
parte de la serie The Poet and the Poem de la Biblioteca del
Congreso de Estados Unidos. Parada Ayala tiene una licenciatura en
literatura española, latinoamericana y brasileña de Amherst
College.
Escrito
por Xánath Caraza en Periódico de poesía
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